Chavín de Huantar es un sitio arqueológico o monumento arqueológico, ubicado en el distrito de Chavín de Huántar, provincia de Huari, departamento de Ancash, en el Perú. Está a 462 km al noreste de Lima. El lugar tiene una elevación de 3.177 msnm, en la Sierra Oriental de Áncash al este de la Cordillera Blanca. La ubicación de la ciudad en la confluencia de los ríos Huacheksa y Mosna, en la cuenca alta del río Marañón, punto de paso desde la costa hacia la selva, lo que le propició una localización ideal para la recolección y tránsito de de bienes.
Fue el centro administrativo y religioso de la cultura chavín, construido y ocupado aproximadamente entre los años 1500 y 300 a.C. (Formativo Andino). Sus estructuras, de forma de pirámide trunca, están construidas a base de piedra y argamasa de barro. La estructura más imponente es la conocida como “El Castillo”, llamado también “Templo Mayor” o “Templo Nuevo”. Es una muestra sobresaliente del arte de construir de los antiguos peruanos por el alto grado de perfección alcanzado en materia de ingeniería, en el tallado y pulido de las piedras y en la litoescultura asociada a su arquitectura. A pesar de no ser el sitio arqueológico más antiguo, ni el más grande, ni el más vistoso del Perú antiguo, a Chavín de Huántar se le considera como el más importante centro de peregrinación del mundo andino, así como uno de los testimonios más tempranos de la civilización en América.
La construcción presenta una compleja red de caminos y galerías interiores de piedra únicamente iluminados por haces de luz que penetran a través de ductos estratégicamente dispuestos. En su interior aún puede apreciarse el Lanzón monolítico, piedra tallada de 4,54 m. de altura en la que se observa representada una divinidad antropomorfa, posiblemente la más importante del panteón chavín. En los muros del templo principal se podía ver una serie de cabezas clavas, bultos escultóricos que oficiaban al parecer de guardianes mitológicos del templo; actualmente solo una de ellas permanece en su sitio original.
Pedro Cieza de León (1520-1554), cronista español, fue el primer occidental en mencionar su existencia. En 1616, Antonio Vázquez de Espinosa realizó una descripción del templo según sus habitantes vecinos. En 1873 visitó el sitio el explorador italiano Antonio Raimondi, que quedó impresionado pero a la vez lamentó el estado en que se encontraba así como hizo notar que los pobladores lo usaban como cantera para abastecerse de piedras para la construcción de sus casas. Más tarde, en 1883, el alemán Ernst W. Middendorf (1830-1908) exploró el sitio descubriendo la gran escalinata que conduce de la Plaza Cuadrada al Templo Mayor. A partir de 1919 fue investigada por el arqueólogo peruano Julio C. Tello, que realzó su importancia y lo consideró como la sede de la más antigua cultura peruana, la que habría dado origen a la civilización andina.
Chavín de Huántar fue construido entre los años 1500 y 300 a. C., aproximadamente. Sus diversas estructuras fueron elevadas en distintos momentos históricos. John Rowe sostuvo que el complejo surgió a base de sucesivas ampliaciones, partiendo de una edificación primigenia a la que denominó “Templo Viejo”, el mismo que está asociado al ídolo del Lanzón monolítico, situado en una galería subterránea. Tras unos siglos de uso, el “Templo Viejo” habría sido abandonado y reemplazado por el “Templo Nuevo”, conformado por “El Castillo” y por la “Plaza Cuadrada” con sus respectivas plataformas.
Se cree que Chavín fue levantado en un lugar cuidadosamente elegido en atención a criterios mágico-religiosos y no en consideración a que fuera un lugar privilegiado por sus suelos, debido a que existen valles cercanos más productivos, aún considerando el aprovechamiento de sus laderas de secano cultivadas mediante terrazas.
Es significativo que siglos después, el Cusco, centro del Incario, fuera elevado también en un tinco o confluencia de dos riachuelos de escasa productividad, lo cual abona a favor de la teoría de que Chavín haya tenido similar origen.
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